Guerra de movimientos

[1]​ En el frente occidental, los alemanes, pretendían una guerra rápida, clave para su "victoria", siguiendo las previsiones del plan Schlieffen, basado en el cálculo de que el ejército ruso necesitaría varias semanas para colocar en el frente toda su potencia.

Los alemanes invadieron Bélgica el 4 de agosto de 1914 y se lanzan sobre Francia, donde el mariscal Joffre lleva a cabo un desesperado contraataque en el Río Marne que logró contener el avance alemán en el mes de septiembre de 1914.

Con esta batalla los franceses consiguen que los alemanes se retiren de parte del territorio que habían conquistado.

A partir de ese momento ambos ejércitos se establecieron en sólidas líneas defensivas.

Los alemanes, tras la victoria en Tannenberg se imponen y logran así detener el avance.