La guerra terminó con un cese al fuego impulsado por Rusia, que estableció una fuerza de paz mixta y dejó dividida a Osetia del Sur en dos autoridades rivales.
Georgia impuso el bloqueo económico de la región rebelde: desconecto el suministro eléctrico a Tsjinval y bloqueó los caminos por los que la ciudad recibía alimentos y otros productos.
Las fuerzas georgianas se colocaron en las montañas alrededor de Tsjinval y hostigaron la ciudad.
Las autoridades georgianas denunciaron el aprovisionamiento a las milicias osetias por parte de los rusos.
Para enfrentar la inestabilidad interna del país, que siguió al golpe de Estado contra el presidente Zviad Gamsakhurdia, Georgia aceptó las negociaciones para evitar una confrontación con Rusia.