El imperio se debilitó durante los catorce años de contienda en las que hubo trece reyes sucesivos, y el poder efectivo pasó a manos de los generales, suceso que facilitó la posterior desaparición del Estado sasánida.
Sheroe se proclamó emperador (sah) con el nombre de Kavad II e hizo asesinar a todos sus hermanos y medio hermanos, entre ellos al heredero Mardansha, el hijo favorito de Cosroes.
Los asesinados, descritos como «educados, valientes y caballerosos»,[2] privó al imperio de herederos preparados para desempeñar el poder.
Durante este periodo, Piruz Cosroes encabezó la facción persa y Farruj Ormuz, la parta.
Cuarenta días más tarde, Sharvaraz fue asesinado por Farruj Ormuz, que entregó el trono a una hija de Cosroes II, Boran.
[14] Rostam Farrujzad, hijo del difunto y por entonces en Jorasán, pasó a ser la cabeza de los nobles partos.
[15][16] Una rebelión estalló en Ctesifonte al año siguiente: aprovechando la ausencia del ejército, la nobleza persa, descontenta con el poder de Rostam, se alzó contra Boran y exigió la vuelta del influyente persa Bahman Jadhuyi, despedido por la soberana.
El joven rey carecía de la autoridad necesaria para estabilizar el vasto imperio, que se disgregaba a causa de las desavenencias entre los jefes del ejército, los cortesanos y la aristocracia, enfrentada internamente y cuyas facciones se diezmaban entre sí.
[21] Yazdgerd, a pesar de haber sido reconocido como soberano por las noblezas persa y parta, no dominaba todo el imperio.
[22] Los nobles partos, que controlaban fundamentalmente el norte del imperio, rehusaron acuñar moneda en su nombre.