La guerra anglo-iraquí fue una breve campaña bélica que se llevó a cabo en Irak cuando tropas del Reino Unido invadieron este país, luego de que un gobierno nacionalista se hiciera con el poder, apoyado por la Alemania nazi, durante la Segunda Guerra Mundial.
La campaña también es conocida como Operación Sabine o la rebelión de Rashid Ali, ya que éste fue el primer ministro del breve gobierno nacionalista.
Aunque apenas tuvo un mes de duración, la campaña causó una renovación de la ocupación británica del país y posteriormente encendió el resentimiento nacionalista hacia la monarquía iraquí, que era apoyada por los británicos.
Muchos iraquíes estaban molestos por estas condiciones y sintieron que su país estaba todavía bajo el control del Reino Unido y la monarquía que esta había creado.
En marzo de 1940, el antibritánico Rashid Ali sustituyó al primer ministro Nuri al-Said.
Rashid Ali estaba fuertemente bajo la influencia del Muftí de Jerusalén, Amin al-Husayni, un nacionalista árabe que colaboró con el Tercer Reich.
Luego, Rashid Ali rechazó romper lazos entre Irak y la Italia de Mussolini.
El 3 de mayo, cuatro cazabombarderos Bristol Blenheim llegaron para reforzar la base.
Durante la mañana del 7 de mayo el reconocimiento británico encontró la meseta desocupada.
El gobierno de Rashid Ali pidió entonces apoyo militar el Eje, solicitud que fue aceptada por Hitler, para este fin el ministro alemán de Asuntos Exteriores Joachim von Ribbentrop designó como delegado de enlace a Fritz Grobba, antiguo embajador alemán en Irak y Arabia Saudí.
Hitler determinó que la ayuda militar alemana debía comprender primeramente a la Luftwaffe en tanto el régimen de Irak insistía en apoyo aéreo al carecer de aviación adecuada para oponerse a la RAF británica.
Para disimular su intervención, los aviones alemanes e italianos fueron pintados con los distintivos iraquíes (al igual que la Legión Cóndor en la guerra civil española).
La Italia fascista solo envió doce obsoletos Fiat C.R.42 que llegaron muy tarde para actuar decisivamente.
El 27 de mayo los británicos estaban ya a en los suburbios de Bagdad, y Fritz Grobba avisó a sus superiores en Berlín que la situación era insostenible, pues las defensas iraquíes (ya desmoralizadas por las derrotas y la falta de ayuda externa significativa) no podrían resistir muchos días.
Debido a que Rashid Ali y sus partidarios trataban de formar una alianza con la Alemania Nazi, la invasión demostró que la independencia de Irak estaba condicionada a la aprobación británica.