Guerra santa
En los tiempos modernos se ha usado también como un modo de definir diferencias culturales e históricas entre combatientes, sin que sea la religión necesariamente la causa principal (un ejemplo es el conflicto del Úlster).En efecto, ya había anunciado el profeta la ira de Dios sobre la ciudad entera recorriéndola por tres días.¿Por qué os admiráis, pues, si no muere por el hambre del alimento corporal, sino del espiritual, cualquiera que no entra a esta cena, ya introducido de buen grado, ya impulsado por la violencia?Se ha utilizado la idea de «guerra santa» en épocas diversas y en numerosos conflictos, religiosos o no, normalmente para legitimar intereses geopolíticos o económicos.La guerra civil española se puede considerar cruzada porque la lucha tuvo por objeto liberar territorios que otro día fueron cristianos y de los que se hicieron dueños los enemigos de la fe, destruyendo todo el testimonio o vestigio del cristianismo por odium fidei.[7] Aunque oficialmente no fue declarada cruzada por el pontífice Pío XII, así se la denominó oficiosamente durante la dictadura de Francisco Franco.[9] Algunos escritores católicos, comentando al propio Vaticano II, fueron aún más explícitos en referencia a las llamadas «guerras santas»: El Catecismo de la Iglesia Católica considera como todo ciudadano y todo gobernante están obligados a empeñarse en evitar las guerras.- Que todos los demás medios para poner fin a la agresión hayan resultado impracticables o ineficaces.Estos son los elementos tradicionales enumerados en la doctrina llamada de la guerra justa.Sin embargo, en su encíclica Pacem in Terris, Juan XXIII cuestionó severamente el concepto de guerra justa,[12] al señalar en el número 127: Así, Juan XXIII sostuvo que en la era atómica resulta impensable que la guerra se pueda utilizar como instrumento de justicia.