Guañameñe era el nombre de un adivino guanche que habría profetizado la llegada de los conquistadores castellanos a la isla de Tenerife —Canarias, España— a finales del siglo xv.
[2][3] Para el filólogo Juan Álvarez Delgado puede traducirse desde una posible forma primitiva wa n-imeñhi como 'el del mensaje', 'profeta', 'hombre adivino' o 'anunciador de buena nueva'.
[4][5] Otros autores como Dominik J. Wölfel lo relacionan con el término bereber amenâmena/imenâmenâten 'buen presagio',[2] mientras que el lingüista Ignacio Reyes lo traduce como 'clarividente, adivino' desde la forma wa-n-amənzaz.
[6] En las fuentes escritas aparecen también las variantes Guadameñe, Guanameñe, Guañameña o Guañame.
En esta obra narra que el adivino pide audiencia al mencey Bencomo de Taoro y le vaticina que habrían de llegar extranjeros por el mar que enseñorearían la isla, a lo que el mencey injuriado responde mandando ahorcar de un árbol a Guañameñe.