Gregorij Rožman

Nacido en Dolinčiče, en Carintia, entonces parte del Imperio austrohúngaro, en 1883,[2]​ fue obispo de Liubliana desde 1930.[3]​ Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, Rožman aplaudió la llegada de las fuerzas invasoras del eje,[4]​ en particular las italianas,[5]​ aunque habría protestado por el terror causado por los invasores sobre la población civil.[6]​ Conseguiría mediante su trato con los italianos la liberación de algunos presos.[7]​ Trató de articular un movimiento antipartisano esloveno que librara, en sus palabras, «una cruzada contra el impío comunismo y los partisanos»,[4]​ Rožman, que citaba encíclicas de Pío XI para justificar su anticomunismo,[8]​ durante la ocupación alemana, después de 1943, mantuvo varias consultas con los oficiales nazis;[9]​ colaborando con estos y con los antipartisanos.[10]​ Rožman, que se trasladó posteriormente a los Estados Unidos, falleció exiliado en la ciudad de Cleveland en 1959.