Gran Depresión en México

Las consecuencias de esta crisis se vieron reflejadas en todas las regiones del mundo, y México no sería la excepción.

A partir de este problema las políticas monetarias, comerciales y fiscales tuvieron que ser reorganizadas.

Los resultados de la Primera Guerra Mundial dejaban a los Estados Unidos en una posición brutalmente favorable.

Así pasaron a convertirse en el proveedor innato tanto de productos industriales, alimenticios y sobre todo materias primas.

De igual forma continuaron a convertirse en los acreedores principales del mundo sin mencionar que poseían una influencia muy predominante en Europa.

Caso totalmente contrario al de Alemania, la guerra trajo consigo un significativo e importante crecimiento industria, este beneficio también se pudo notar en otros sectores como el de la agricultura ya que debido a las necesidades que Europa tenía por comerciar esta se vio favorecida.

Las consecuencias del crac y de las distintas políticas gubernamentales tuvieron un alcance internacional debido a la interdependencia financiera existente.

Se creó una distorsión negativa al ver que los precios de productos nacionales no iban en caída.

El sector externo esencialmente incluía actividades agrícolas, la minera y la industria petrolera, principalmente para la exportación.

El grupo no tenía contacto con el resto de la economía, ya que se enfocaba en la agricultura y producción para el autoconsumo.

El grupo urbano era el más afectado por tanto las decisiones tomadas por el gobierno como de las fluctuaciones del sector externo.

A través del flujo de divisas y los vínculos fiscales se tuvo un gran impacto en el sector moderno.

Otro limitante del mercado para bienes y servicios industriales era la poca productividad agrícola que se desempeñaba.

Por otro lado, se podía observar que la economía mexicana se encontraba segmentada tanto en fuerza de trabajo como en distribución sensorial del ingreso, mostrando grandes diferencias entre el sector menos productivo (rural) y el sector industrial y de servicios.

La versión más aceptada establece un impacto mínimo de Estados Unidos hacia la economía mexicana dada su parcial autonomía con efectos a corto plazo.

Había un aislamiento de la economía mundial debido a los resultados que implicó la Revolución Mexicana.

Esto implicaba que la productividad del campo en aquella época fuera muy baja en comparación con otros sectores.

[3]​ El panorama cambió en cuanto las medidas anti crisis fueron expedidas, ya que gracias a la devaluación del peso el precio de las importaciones se había incrementado.

Los primeros simbolizaban la tercera parte de toda la mercancía que se movía entre los años 1929 y 1930.

[3]​ Para contrarrestar los efectos que había tenido la crisis en México, el gobierno del entonces presidente Pascual Ortiz Rubio puso en marcha diversos planes.

Tal comportamiento contrasta marcadamente con la experiencia de los Estados Unidos y otros países desarrollados.

Esto lleva a un aumento en el nivel de la demanda agregada, al igual que la crisis lo redujo.

Así como los precios relativos locales cambiaron a favor de los sectores económicos modernos, la devaluación nominal del peso plata en un 64% entre 1929 y 1933 también cambió los precios relativos de los productos importados con respecto a la producción nacional.

[8]​ En 1932 con el nuevo presidente Abelardo Rodríguez se realizaron cambios en cuando a las políticas económicas establecidas en el sexenio pasado, las cuales eran conocidas por seguir un modelo “clásico”.

Los gastos adicionales hechos por el gobierno fueron financiados con ahorros internos, adeudos vencidos e incluso sueldos de burócratas no pagados.

En realidad, la razón promedio déficit/PIB en 1932-1933 es prácticamente la misma que la registrada en 1938 cuando deliberadamente se optó por una expansión fiscal.

[5]​ La población mexicana indocumentada residente en los Estados Unidos durante los años de la Gran Depresión era significativa.

Dado esto, cualquier empleo que fuera perdido por algún mexicano o alguna otra minoría debía ser tomado a la brevedad por trabajadores estadounidenses.

Unos tenían un enfoque vinculado a las aspiraciones materiales, mientras que los demás buscaban incrementar su productividad en el campo.

Finalmente, otro aspecto que se vio afectado por dicho suceso fue el destino de los terrenos adquiridos por mexicanos en Estados Unidos.