Este estudio se ha extendido a numerosas disciplinas lingüísticas, tales como la fonología y la psicolingüística.
El argumento, dicho sintéticamente, es el siguiente: si seres humanos que crecen y se desarrollan en condiciones normales (es decir, no en condiciones extremas de ningún tipo), desarrollan siempre un lenguaje con una propiedad X (que podría ser, por ejemplo, distinguir entre sustantivos y verbos, o distinguir palabras funcionales y palabras léxicas), entonces se puede inducir que la propiedad X no es parte de una gramática particular, sino que forma parte de la, así llamada, gramática universal.
El propio Noam Chomsky argumentó que el cerebro humano contiene un limitado conjunto de reglas para organizar su conocimiento del lenguaje.
La clave del estudio chomskiano es, por lo tanto, la siguiente: ¿cómo es posible que estos hablantes puedan llegar a saber las restricciones de su lenguaje, si nunca han aprendido las expresiones que violan esas restricciones?
No obstante, la teoría chomskiana tiene como eje central de su estudio la recursividad como algo intrínseco al lenguaje humano y, todo ello, lo contradice años después el profesor Daniel L Everett, quien pone en entredicho que la recursividad sea común a todas las lenguas, basándose en sus estudios sobre el idioma pirahã.