Algunos años después, se convirtió en la primera persona conocida en criar crótalos en cautividad.
[4] Trabajando en Minneapolis, Wiley fue muy publicitada, apareciendo incluso en reconocidas publicaciones nacionales como Time y Life.
[6] En 1944 intentó convertirlo en un zoo oficial, más grande y profesional, pero necesitaba la colaboración del municipio, que se negó.
Mientras posaba con una cobra india, una especie venenosa, el flash de la cámara del fotógrafo asustó a la serpiente que se abalanzó sobre ella.
Su único frasco de antídoto contra veneno de cobra (del Instituto Haffkine) se rompió accidentalmente al manipularlo tras el incidente y entonces pidió ser llevada al hospital, el cual solo tenía en stock sueros antivenenosos para serpientes autóctonas, de América del Norte.
[10] Aunque familiares y amigos intentaron conservar su colección, finalmente fue subastada, y la serpiente que mató a Wiley acabó exhibida en una atracción de carretera de Arizona.