El paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier recibió el encargo de la decoración del Parque de María Luisa a comienzos del siglo XX.
En 1914 se añadieron cuatro estatuas en las esquinas realizadas por Manuel Delgado Brackenbury.
La nueva fuente corrió cargo del escultor y ceramista Emilio García Ortiz.
Esa década también se sustituyeron los azulejos del perímetro geométrico.
[1] En los años 2000 se realizó una ambiciosa restauración (de 36 millones de pesetas)[2] en la que se añadió una concha similar a la primitiva y se volvieron a colocar cuatro estatuas similares.