Las ondas electromagnéticas transportan potencia electromagnética y se propagan en el medio circundante -este no hace falta que sea un medio material, puede ser el espacio vacío- a la velocidad de la luz.
Con posterioridad, fueron inventados otros dispositivos basados en tubos de vacío, como el magnetrón en 1924, cuya utilización práctica tuvo mucha repercusión en la Segunda Guerra Mundial.
Otros dispositivos como el oscilador Heil (1935) o el amplificador Klystron (hermanos Varian, 1939) estaban basados en tubos de haz lineal (linear-beam), donde lo que se transformaba en energía electromagnética era la energía cinética de los electrones.
Los orígenes del girotrón apuntan a la década de los setenta y se considera una invención soviética.
En el caso del girotrón ocurre algo parecido, solo que se pretende potenciar una microonda electromagnética a la salida.
El cuerpo del girotrón consiste en su mayoría en una alargada cavidad de espacio vacío.
Ésta es la parte del cátodo, donde se aplica un alto voltaje de energía eléctrica (voltaje negativo, claro) que se suele situar aproximadamente entre 80 y 100 kV.
La frecuencia de rotación de los electrones es directamente proporcional a la fuerza del campo magnético, e inversamente proporcional a la masa del electrón.
Algunas empresas que en la actualidad trabajan o fabrican dispositivos basados en el girotrón son: CPI y Gyrotron Technology, Inc (U.S.A.