Al mismo tiempo Matteotti juzgaba inútil y peligroso que en Italia los militantes comunistas, socialistas o anarquistas mantuvieran pugnas ideológicas entre ellos; declaró que ante la amenaza fascista todos los partidos de izquierda debían dejar de lado sus discrepancias ideológicas y unirse contra el enemigo común, aunque tales exhortaciones no surtieron efecto.
Aunque Mussolini y sus camisas negras habían amenazado tempranamente con instaurar una dictadura completa en Italia y suprimir las últimas instituciones democráticas, Matteotti se negó a renunciar a la política o unirse al fascismo, y se pronunció continuamente en el parlamento italiano contra los planes autocráticos de Mussolini, así como contra la violencia ejercida impunemente por los camisas negras contra sus rivales.
Como consecuencia, la hostilidad de la opinión pública hacia el régimen fascista aumentó, las pesquisas policiales señalaron a cinco militantes fascistas como responsables del crimen: Amerigo Dumini Giuseppe Viola, Albino Volpi, Augusto Malacria y Amleto Poveromo.
[5] Tras la Segunda Guerra Mundial, en 1947, se juzgó a los fascistas Francesco Giunta, Cesare Rossi, Dumini, Viola, Poveromo, Malacria, Filippelli y Panzeri por el crimen, alegando vicios graves en el proceso anterior.
Los parlamentarios socialistas, los comunistas y otros partidos de izquierdas, rechazaron tales pactos con el fascismo y ejecutaron la "Secesión del Aventino" retirándose del parlamento para que éste no funcionase por falta de cuórum.
No obstante, Mussolini logró mediante tretas legales que el parlamento siguiera en funciones.
Al no tener éxito en su maniobra, los parlamentarios de izquierdas quedaron aislados y perdieron más poder.