Georg Elser

Allí se reunieron personalidades importantes del régimen como Joseph Goebbels, Hans Frank, Joachim von Ribbentrop, Philipp Bouhler o el propio Hitler.

Su padre era agricultor y comerciante de madera, y tenía puestas las esperanzas en que su hijo le sucediera, pero Georg, que ayudaba a su padre en el trabajo, no tenía interés por seguir la profesión de su progenitor.

Comenzó su aprendizaje en una fundición, como tornero, pero tuvo que dejarlo por motivos de salud dos años más tarde.

Fue un embarazo no deseado, al igual que el del propio Georg.

Se apuntó a varios centros culturales y le gustaba reunirse con sus amigos para jugar al Tracht, tocar en el coro del pueblo o dar grandes paseos.

Apenas habían pasado dos décadas desde la Primera Guerra Mundial, y los alemanes vivían con cierto temor la posibilidad de un nuevo conflicto.

Tras evitarse la guerra tras la firma del Pacto de Múnich, Elser se convenció de que "Alemania haría más reivindicaciones, se anexionaría otros países y que la guerra sería por tanto inevitable".

Consiguió un nuevo trabajo en una cantera, que le permitió robar más explosivos (dinamita).

Volvió a Múnich en agosto y, desde entonces, hasta noviembre, llegó a esconderse hasta 30 veces en la cervecería (cada mañana salía por una puerta lateral sin ser visto), haciendo un agujero en la columna deseada, tras el revestimiento de madera.

Lo que Elser no sabía, dado su poco interés por las noticias y la prensa (salvo en ocasiones puntuales), es que Hitler había decidido suspender aquel año su alocución anual a la vieja guardia del partido.

Tampoco sabía que, a última hora, Hitler cambiaría de opinión, reduciendo su presencia en Múnich.

La duración habitual de su discurso era desde las 20:30 hasta, aproximadamente, las 22:00, para luego, permanecer varios minutos más conversando con los antiguos camaradas del partido.

A las 21:20, estalló la bomba de Elser, que destruyó la columna situada detrás del lugar donde había estado Hitler 10 minutos antes y parte del techo de la galería superior.

Tras la marcha de Hitler, mucha gente había decidido abandonar el local, con lo que es imposible saber con exactitud la magnitud de la explosión en las condiciones en las que Elser la había planeado.

Los trabajos en la Bürgerbräukeller permitieron descubrir restos de una bomba artesanal y un temporizador.

Para Nebe, Elser no era más que un peón y parte de una conspiración mayor, seguramente del servicio secreto británico.

Días después hizo una confesión completa, con detalles de la bomba y los motivos que le habían impulsado a cometer el atentado.

El Reichsführer SS Heinrich Himmler no creía que un joven carpintero suabo, sin apenas medios y educación, hubiera estado tan cerca de asesinar al Führer sin contar con cómplices.

Nebe fue incapaz de proporcionar a Hitler una conexión entre Elser y los británicos.

Fotografía de la cervecería tomada el 9 de noviembre de 1939, un día después del atentado.
Plaza Georg Elser en Múnich.
Placa dedicada a la memoria de Georg Elser en Königsbronn .