Transcurre dentro del llamado Periodo Edo, correspondiente al inicio de la Edad Moderna en aquel país, y durante el Shogunato Tokugawa.
Todas las grandes urbes del Japón Tokugawa tenían sus distritos licenciosos, aceptados –aunque no sin recelo- por las autoridades.
En este mundo, el orden normal de la sociedad era rechazado y revertido.
La crónica de este microcosmos la cubrían escritores, pintores, grabadores y autores de novelas vulgares y osadas que alimentaban el insaciable interés popular por el mundo flotante.
Hubo muchos artistas destacados en los campo de la literatura, pintura, grabados, música y danza.