Para evitarlo, la ópera hace que los personajes que se relacionan con Gaudí no sean personalidades históricas sino arquetipos de algunos colectivos asociados a su vida –los mecenas (Alexandre), las mujeres y los clientes (Rosa), los ayudantes (Mateu) y los artesanos (Josep)– y que los hechos se presenten –especialmente a partir del segundo acto– a través de la mente del arquitecto, como si fuera desde la sensibilidad del mismo Gaudí que se explicara su vida.
El acto se cierra con el anuncio de atentados anarquistas y de una grieta que simboliza la crisis social que se hará cada vez más presente al escenario.
En este punto, la idea de una creación nueva –el trencadís gaudiniano, al que la ópera dedica un ballet– simboliza la fragmentación social que, sin embargo, Gaudí es capaz de reconstruir en una nueva unidad artística.
Un golpe seco anuncia, al final, el accidente que costó la vida a Antoni Gaudí.
[3] Dirección musical: Josep Pons Dirección de escena: Manuel Huerga Escenografía: Lluís Danés Vestuario: Josep Abril Iluminación: Joan Teixidó Coreografía: Ramon Oller Nueva producción: Gran Teatro del Liceo Gaudí: Robert Bork / David Pittman-Jennings Alexandre: Vicente Ombuena / Albert Montserrat Rosa: Elisabete Matos / Vivian Tierney Mateu: Francisco Vas / Joan Cabero Josep: Stefano Palatchi / Konstantin Gorny Primer ayudante: Joan Josep Ramos Segundo ayudante: Jordi Mas Tercer ayudante: Xavier Comorera Quart ayudando: Omar A. Jara Quinto ayudante: Ramon Grau Sexto ayudante: Daniel Alfonso Bailarines: Anna Càceres, Marta Canals, Gemma Galera, Roser Chaparral, Virginia Gimeno, África Manils, Manuela Maugeri, Anna M. Sánchez, Tamara Soler; Aniol Busquets, Joel Calzada, Daniel Corrales, Sergio Díaz, Ricard Fernández, Aleksa Jelie, Carlos Lázaro, Mario Peran Orquesta Sinfónica y Coro del Gran Teatro del Liceo Guinjoan, Joan.