García (santo)
Según una tradición tardía,[2] se le supone nacido en el pueblo de Quintanilla (posteriormente renombrado, en su honor, Quintanilla San García).A la muerte del abad Aureolo, en 1050, fue elegido su sucesor y estuvo en el cargo durante tres décadas.Famoso por sus milagros, un Viernes Santo convirtió el agua en vino al bendecir la mesa.Consiguió que el rey Fernando I de Castilla, gran protector del monasterio, le concediera las reliquias de los mártires de Vicente, Sabina y Cristeta, enterrados en Ávila.[3] También, en 1725, se trasladaron importantes reliquias a su supuesto pueblo natal, Quintanilla San García.