Siguió la carrera política y llegó a ser procónsul de Acaya en tiempo del emperador Claudio.
La acusación es un tanto ambigua, pues igual podían dar a entender que Pablo actuaba contra la ley romana en materia de adoración, como que actuaba contra la religión judía reconocida por Roma.
No cree digno ni aun defender al jefe de los acusadores; les considera gente despreciable.
No existen noticias de que Pablo tuviese más relación con el procónsul.
Según Séneca,[3] Galión tuvo que dejar precipitadamente Acaya a causa de sus fiebres.