Según cambiaban las modas, se introducían elementos innovadores entre otros más conservadores, sobre todo en grandes construcciones, como las iglesias y las catedrales, que se construían (y reformaban) a lo largo de períodos extensos de tiempo.
Aquellos suben hasta los arcos, y la parte superior de la ventana se subdivide por tracería más compleja.
Los contrafuertes y los lienzos de muro se dividen asimismo en paneles verticales.
Las portadas se enmarcan a menudo en un alfiz, rellenándose las enjutas con cuadrifolios o tracería.
En el interior de la iglesia, el triforio desaparece o es sustituido por paneles, y se da mayor importancia a las ventanas del claristorio, a menudo los elementos más notables de estas iglesias.