Esta cinta fue el primer largometraje de ficción de Jairo Pinilla pero, contrario a lo que se piensa, no fue el primero que hizo como director, ya que ese honor le corresponde a su documental sobre Los funerales de Gustavo Rojas Pinilla (1974).
Cine Colombia, la empresa distribuidora de esta cinta, en un principio se negó a hacerlo debido a que en esa época solo apoyaban a películas hechas con actores reconocidos por el público y, especialmente, quienes aparecían en televisión (en contraste con el método de trabajo de Pinilla de contratar a actores desconocidos) hasta que, cuando el director habló con el presidente de esa empresa argumentándole que su película era una buen experimento para el cine colombiano, él accedió a que algunos de sus trabajadores la viesen para medir su reacción, y no fue hasta que muchos de ellos salieran aterrorizados de la misma, que Jairo Pinilla terminara firmando contrato con esa compañía.
Otra justificación a la reticencia de distribuir la película por parte de Cine Colombia fue la mala experiencia que tuvo en taquilla la película Pasos en la Niebla (1977) de José María Arzuaga exhibida unos meses antes, lo que explicaría su negativa inicial antes descrita.
Sin embargo el éxito de la misma fue tal hasta el punto de que, en Medellín, fue exhibida en función doble junto con las cintas colombianas Gamín (dirigida por Ciro Durán) y Colombia connection: contacto en Colombia (dirigida por Gustavo Nieto Roa), para apoyarlas con la taquilla.
La película fue promocionada con el eslogan: “Para la gente que no le teme a la muerte”.