Fue declarada en 1966 Conjunto Histórico Artístico, por las características de su trazado urbano medieval, y la profusión de arquitecturas monumentales como 6 iglesias románicas (Santa María, San Martín, San Miguel, San Felices, San Juan y San Lorenzo) una iglesia panteón decorada con pinturas murales renacentistas (San Andrés), una casa consistorial renacentista con la fachada decorada con esculturas representando a las siete virtudes, una fortaleza de origen románico con ampliaciones góticas, el barrio de la judería, y en su entorno dos ermitas románicas (Virgen de la Leche y Santa Quiteria) torres defensivas medievales (Sibirana, Peña Mira) y el importante yacimiento arqueológico de Los Bañales.
• Promover la conservación, restauración, mantenimiento y difusión del Conjunto Histórico de Uncastillo.
• Divulgar a nivel nacional e internacional las actividades de la entidad, mediante el intercambio de publicaciones, investigaciones y experiencias, incluso conectando la actividad con otros municipios, centros similares o asociaciones existentes en otras comunidades o países con inquietudes afines a las expresadas en sus estatutos.
• Proponer la elaboración de un modelo piloto de ecodesarrollo con fuerte contenido cultural y participativo en tomo al patrimonio y a la naturaleza que pueda servir de modelo en zonas rurales con rico patrimonio cultural y natural.
Al surgir desde una asociación, la estructura del patronato de la Fundación Uncastillo es singular respecto a otras fundaciones vinculadas con el patrimonio cultural, en gran medida promovidas desde las instituciones públicas.
Por el contrario le exige un gran esfuerzo para la obtención de recursos económicos y apoyo para sus proyectos.
La materialización de esta metodología se manifiesta en una primera fase de estudio e investigación sobre el bien patrimonial para proceder a su protección, restauración o rehabilitación, si fuera necesario.
La misma, muy deteriorada como consecuencias de las guerras carlistas del siglo XIX, fue restaura por Fernando Chueca Goitia en la década de los años 70 del pasado siglo.
En la tercera planta se nos habla de la Guerra y la Paz en la Edad Media.
Por último se puede acceder a la terraza que nos ofrece una vista sin igual de la villa y su entorno.
Denominado así porque fue este monarca quién ordenó a Blasco Aznarez de Borau, a mediados del siglo XIV, la reforma de un torreón preexistente del siglo XI.
El palacio tenía dos plantas, divididas en tres tramos cubiertos con bóvedas de crucería y con ventanales góticos y una magnífica torre octogonal que servía como escalera del edificio.
En el siglo XVIII parte de su estructura fue modificada para dedicarse a vivienda.
Construida en la segunda mitad del siglo XII, presenta una nave de cuatro tramos divididos por arcos fajones apuntados que se cubrieron con bóveda de crucería sencilla.
Una vez desacralizada fue vendida por el obispado de Jaca a particulares.
La iglesia quedó dividida en dos partes, una se destinó para almacén y la otra a vivienda.
Ya presentaba estado de ruina en 1610 cuando fue visitado por el geógrafo Juan Bautista Labaña.
Es de nave única con ábside semicircular del que se conservan pocas hiladas.
Las excavaciones han documentado el asentamiento entre el siglo IV a. C. hasta el siglo VIII d. C. Destacan el asentamiento indígena en la zona elevada del Pueyo y las construcciones romanas del Foro, el barrio doméstico-artesanal, el barrio residencial altoimperial, las termas y el acueducto.
Restaurada en 2011, forma parte de la visita a la judería gestionada por la propia fundación.
Visitas todos los fines de semana del año y festivos.