En la teoría psicoanalítica de orientación lacaniana se le da el nombre de función paterna a una función que limita al deseo de la madre escindiendo la unidad que inicialmente forman la madre y el infante, escisión positiva que logra la función paterna al transmitir la ley desde Otro.
Tal función (valgan los ejemplos tomados de la lingüística) provoca una desambiguación en el psiquismo del infante que significará -en la niña o en el niño- un pensar coherente, el pensar coherente de todo sujeto integrado en la cultura.
La función es un concepto matemático y como tal implica un lugar vacío.
Lacan explica que hacer referencia a la no adquisición del nombre del padre no es lo mismo que invocar la carencia paterna dentro del registro biográfico, que no se trata de la presencia o ausencia del padre en la realidad ya que el complejo de Edipo puede constituirse incluso aunque el padre no esté ahí.
[2] El padre en el psicoanálisis no es un personaje real (el papá, el padrastro, el tío, el abuelo, el rey) sino una metáfora, es un significante que viene a ocupar el lugar de otro significante.