A los diez años se trasladó con su familia a Madrid, aunque nunca abandonó el contacto con la localidad soriana, de la que se consideraba natural.
Además de su actividad empresarial, desarrolló una intensa labor gremial y posteriormente política.
En 1931 se le dio su nombre a una calle de nuevo trazado, entre Bravo Murillo y Francos Rodríguez.
La placa, de mármol y bronce, fue financiada por suscripción popular.
[10] De Miguel falleció el mismo día en el que se había previsto la celebración del homenaje, por lo que la placa fue finalmente descubierta por el alcalde Rafael Salazar Alonso una semana después.