Su proyecto fue posiblemente diseñado por el ingeniero militar francés Nicolau de Langres.
En mayo de 1643 su construcción se encontraba muy atrasada y todavía no tenía una guarnición regular, por lo que fue ocupada, sin mayor resistencia, por las fuerzas españolas.
Al mes siguiente, una fuerza combinada luso-británica lo acosó y asaltó, logrando recuperarlo.
Tras la extinción de las órdenes religiosas (1834), el convento, la muralla y el fuerte sirvieron durante algunos años como cementerio municipal público, hasta que fueron vendidos por el Estado a particulares.
Este último desfiguró las instalaciones del antiguo convento franciscano, adaptándolo a residencia.