Los fueros de Cáceres fueron dictados por el rey Alfonso IX de León inmediatamente después de la reconquista de la ciudad (23 de abril de 1229) para alentar a la repoblación de la misma.
Mediante los fueros, Alfonso IX dictó una serie de normas institucionales por las que a partir de entonces se regiría la vida en la ciudad de Cáceres: Poco después, el 12 de marzo de 1231, el rey Fernando III ratificó dichos fueros y los aumentó decretando que: Dos siglos después (1479), los Reyes Católicos visitarían Cáceres y jurarían sus fueros.