Sus hermanos menores Valentín y Engracia le secundan en la idea y lo acompañan, eligiendo para su retiro un inhóspito paraje a las orillas del río Duratón, en el actual término municipal de Carrascal del Río.
Los actos transcurren en el interior de la catedral de Segovia, en el trascoro donde se encuentran sus restos y allí se interpreta el solemne Villancico en honor a san Frutos, a las 12 del mediodía, compuesto por Antonio Hidalgo en el año 1874,
Al siervo bueno y fiel, que rogando sin cesar, consigue bienes eternos, de la infinita Bondad.
Los prodigios y milagros, que ejecutó, liberal, en favor de sus devotos, quién los podrá numerar.
El más Alto sacramento, le presenta a un animal, que postrado reconoce, ser bocado celestial.