Fructuoso, obispo de Braga, más comúnmente conocido como Fructuoso del Bierzo, nació en el último decenio del siglo VI, o primeros años del VII, en el seno de una familia goda perteneciente a la nobleza, probablemente en la corte de Toledo o en El Bierzo, León.
Fue un monje y obispo godo del siglo VII, venerado como santo.
En esta Vita Sancti Fructuosi se destacan casi únicamente los aspectos de la vida monacal, olvidando su actuación como obispo que hubo de tener gran importancia y su intervención en la vida civil y religiosa del reino visigodo.
Fructuoso fue huérfano en la adolescencia, decidió abandonar los atractivos de la corte y retirarse a la vida solitaria.
Su familia poseía algunas propiedades en El Bierzo, y allí decidió retirarse, a imitación de los ermitaños orientales.
Hasta que un día, desde Compludo, los monjes de la primera fundación fueron a por el Santo y le hicieron regresar.
En el mismo Concilio, fue elegido por unanimidad Arzobispo de Braga y Metropolitano de Galicia, ante la renuncia del titular, Potamio, que confesó haber quebrantado el celibato en un escrito que envió espontáneamente a los padres conciliares, declarando querer retirarse a hacer penitencia.
Asimismo, Fructuoso dejó en sus reglas la necesidad del cuidado y mantenimiento de las herramientas.