Frontón Recoletos

Constituyó en su día uno de los diseños más destacados del ingeniero Eduardo Torroja y fue llevado a la práctica en colaboración con el arquitecto Secundino Zuazo.

Obviamente todo el recinto debe ser diáfano para permitir tanto el juego como la visión de los espectadores.

La solución dada a la cubierta del recinto, consistió en un dos cilindros, cuya sección estaba formada por dos arcos circulares asimétricos que se cortaban perpendicularmente, cubriendo la más grande la zona de juego y parte del graderío bajo y la más pequeña el graderío alto.

Para cubrir los requerimientos de iluminación natural se recurrió a dos grandes lucernarios longitudinales orientados hacia el norte y con una inclinación tal que impidiese la entrada directa del sol al recinto, para que no se pudieran deslumbrar los jugadores.

Al no poder ser reparados los daños en aquellos momentos se produjo la ruina con un hundimiento parcial.