De vuelta en Tébar se alistó voluntario en la Milicia Nacional y con grado de teniente secundó la Revolución de 1854, cercano ya a los postulados del Partido demócrata, atraído por Sixto Cámara y Emilio Castelar.
[6] Se estableció a continuación en Alicante, donde se convirtió en presidente del Club de los Radicales y director o redactor jefe del diario La Revolución.
[8] Absuelto, viajó a Madrid en julio en tanto Enrique Rodríguez-Solís, luego director de La Ilustración Republicana Federal y biógrafo de Carvajal se hacía cargo del diario La Revolución.
En octubre, según escribió Rodríguez-Solís dos años después, «no pudiendo sublevarnos en Alicante porque ciertos republicanos se opusieron, decidimos hacerlo en combinación con varias provincias en la madrugada del 4 al 5 de octubre; muchos faltaron y cerca ya de N... tuvimos aviso que una columna nos perseguía».
Luego salió indemne de una primera descarga: «Los pobres soldados no habían tenido valor para matarlo».
[13] Héroe y mártir para los federalistas, Ramón José Sender recreó de forma novelada su figura en Míster Witt en el cantón a partir de una mínima base histórica y, según José María Jover, tendiendo puentes con otras figuras y acontecimientos históricos más próximos al novelista, como la sublevación de Jaca y los fusilamientos de los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández que le habrían servido para su reconstrucción de la muerte de Carvajal, primo y amor en la distancia de doña Milagritos, la esposa del inglés, que conservaba en una urna su pañuelo ensangrentado.