Provenía de una familia desestructurada: sus padres eran alcohólicos y protagonizaban escandalosos enfrentamientos que llegaban a la agresión física.
Esto encolerizaba a su padre, que le golpeaba con saña cuando lo veía de esta forma.
Este ambiente provocó que sus hermanas abandonaran pronto el hogar familiar.
[6] Al parecer, el padre de Haarmann se casó con su madre cuando ésta tenía 41 años y era siete años mayor que él, en gran parte debido a la riqueza de ella y a la cuantiosa dote que le proporcionaría su matrimonio.
[7] En 1886, Haarmann comenzó sus estudios, en los que los profesores le consideraron un niño mimado y consentido, con tendencia a soñar despierto.
Aunque su comportamiento en la escuela era ejemplar, su rendimiento académico estaba por debajo de la media y Haarmann tuvo que repetir curso dos veces.
Al mes siguiente, Haarmann se dio de baja del ejército y regresó a Hannover, donde trabajó brevemente en una fábrica de cigarros que su padre había establecido en 1888.
[11] Aunque fue trasladado brevemente a un hospital de Hannover para una evaluación psiquiátrica, un psicólogo llamado Gurt Schmalfuß certificó que estaba "incurablemente trastornado"[12] y que no era apto para ser juzgado.
Aquí vivió con un pariente de su madre y obtuvo un empleo como manitas en un astillero.
Todo este macabro ritual lo llevaba a cabo con su amante, Hans Grans.
Las autoridades ordenaron el dragado de éste y encontraron numerosos restos óseos.
Su última voluntad fue que se escribiera en su lápida: "Aquí yace el exterminador".
Haarmann afirmó que su párroco sería informado del contenido y la autenticidad de la carta.
A Haarmann en los asesinatos de las víctimas Adolf Hannappel y Fritz Wittig.
Tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, siguió viviendo en Hannover hasta su muerte.
[22] Sin embargo, el tema de debate más acalorado en relación con los asesinatos cometidos por Haarmann fueron las cuestiones relacionadas con el tema de la homosexualidad, que entonces era ilegal y se castigaba con la cárcel en Alemania.