Frisia occidental (en latín: Frisia Occidentalis; en frisón occidental: West-Fryslân) es un término geográfico, histórico y cultural que hace referencia a los territorios tradicionalmente frisones al oeste del Dollard (bahía al norte de la frontera alemana-neerlandesa).
Desde un punto de vista académico (y que prevalece en general en las lenguas germánicas salvo el neerlandés), el término Frisia occidental cobra una perspectiva lingüística, es decir, el área donde se hablaba históricamente el frisón occidental en sus distintas variedades (considerablemente más extensa que el territorio que reúne a los hablantes de este idioma en la actualidad, aunque fragmentada a lo largo de la historia).
Se trataba, por tanto, de un concepto mucho más amplio, que, en su parte occidental, cubría la totalidad del litoral neerlandés, adentrándose en territorio belga (en la actualidad).
De manera similar, el dialecto regional que se habla aquí no es una variedad del frisón sino del neerlandés, llamada neerlandés de Frisia Occidental (eso sí, históricamente influenciada por el idioma frisón).
[12] Los primeros ataques vikingos a la costa frisona tuvieron lugar siendo tierra franca bajo el reinado de Carlomagno.
[12] Tras haber derrotado a los abodritas (quienes unos años antes habían expulsado a los sajones, entonces enemigos de los francos), estos, como algunos comerciantes daneses insatisfechos con la gestión danesa del territorio (que aglomeraba a daneses, frisones, jutos, sajones y eslavos) y otros disidentes expulsados de Dinamarca por sus aspiraciones políticas, recibieron protección de Carlomagno, estableciendo un frente contra el rey Godofredo, cuyo ejército se imponía militarmente en la región.
A la vez que reclamaba el litoral esleswicense como territorio danés, estableció en las regiones frisias más al sur —en ambos lados de la antigua Magna Frisia— un arancel de cien libras a todos sus habitantes, ya fueran comerciantes o campesinos.
[13] Godfredo moriría ese mismo 810, pero los ataques vikingos persistirían por décadas más, y se intensificarían después de 830 a causa de los conflictos entre el emperador Ludovico Pío y sus hijos, asumiendo un carácter de incursiones irregulares pero intensas, redadas y saqueos por grupos esporádicos (más al estilo vikingo que por su motivación original).
En 834, con la guerra civil imperial en punto álgido y el emperador depuesto (aunque recuperaría su trono al poco tiempo), los vikingos asaltaron con virulencia el centro del comercio frisón de la época, Dorestad, al sur de Utrecht, acción que repetirían cuatro veces consecutivas y que tendría un efecto devastador en las zonas costeras de Frisia.
[12] No pudiendo hacer frente a los continuos atosigamientos, en 840 Ludovico entregó Dorestad en feudo a los jefes de las expediciones normandas, los hermanos Hrørek (Rorik) y Harald, dos temibles señores de la guerra que, según los Anales de Fulda, estaban emparentados con el rey danés Harald Klak y, por tanto, con su hijo y futuro enemigo, Godofredo Haraldsson.
En algún momento en esta época muere Harald en circunstancias desconocidas, y Rorik, insatisfecho con los problemas causados en sus feudos, aprovecha el debilitamiento carolingio a causa de la guerra para reunir una tropa a caballo y asaltar la región entera de Frisia occidental.
La administración del territorio, ahora legitimada por los monarcas francos, que por ende incluía permisos de explotación y tributación, resultó muy lucrativa para sus nuevos señores.
En todo caso, la producción de dinero propio para Frisia indica una estrecha a la vez que tumultuosa participación vikinga en los asuntos carolingios y frisones en estos siglos.
Muchos creen que los vikingos evitaban Frisia gracias a la reputación de Rorik, si bien algunos historiadores consideran además que Frisia en aquel entonces ya no era un destino tan atractivo para saquear comparado con las ricas regiones del sur, y que un enfrentamiento con Rorik, por tanto, no habría tenido sentido ni mucho menos merecido el sacrificio.
Al igual que su predecesor, Gudfrid también fue bautizado, y encima se le ofreció en matrimonio a la princesa Gisela (Gertrudis), hija de Lotario II.