Habiendo reconocido la firma de Palacios en la primera, Ponz pensó que el San Francisco sería del Greco.
Estos escasos datos pueden completarse gracias a la documentación aportada por José Luis Barrio Moya, que permite, ante todo, delimitar el espacio cronológico de su breve existencia, fallecido a una edad más temprana de lo que indicaba Antonio Palomino, cuando apenas habría cumplido los treinta años.
La relación con Velázquez podría verse confirmada indirectamente por una curiosa cláusula del testamento por la cual decía tener prestado «a Don Diego de Silva un aderezo de espada y daga que es el que trae puesta al presente».
El delicado tratamiento de las manos, tan distinto del que se encuentra habitualmente en la obra de Pereda, podría ser, además, otro argumento a favor de la atribución a Palacios del sueño del caballero.
La Academia de San Fernando, sin embargo, sigue atribuyendo la obra a Pereda.