Francisco Salvá

En cuanto a la medicina, cabe presentarlo como defensor de la inoculación y la vacunación contra la viruela.En 1795 leyó en la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona una memoria titulada La electricidad aplicada a la telegrafía,[2]​[3]​ en donde calificaba al telégrafo eléctrico como factible y efectivo.Acumula experiencia en este campo en su casa de la calle Petritxol, e hizo una demostración en Madrid, a la corte, en 1796.[6]​ La curiosidad del científico va más allá participando en el despegue de globos aerostátis, los primeroo en Barcelonoo(1784) y en una propuesta para obtener oxígeno a partir de la descomposición del agua.Este espíritu al parecer le acompañaba siempre: hizo la donación de su propia biblioteca a las academias y hasta cedió su corazón, una vez muerto, para clases de medicina.
Francisco Salvá según retrato de José María Marqués pintado en 1900 con motivo del homenaje que le brindó la Real Academia de Medicina de Cataluña .
Máquina para agramar cáñamos y linos, grabado de Agustín Sellent sobre un dibujo de Francisco Santpons, ilustración de la Disertación sobre la explicación y uso de una nueva máquina para agramar cáñamos y linos inventada por los doctores en medicina Francisco Salvá y Campillo, y Francisco Sanponts y Roca , Madrid, en la Imprenta Real, 1784.