Francisco Roa de la Vega

Para acabar con el orgullo humano hay una eternidad: la del olvido; y en cada rama del recuerdo un nido de quien fue tan sencillo y tan humano.La pluma enjaezada entre su mano justicia y verso hasta su muerte ha sido.el tiempo ciego en su voraz latido jamás podrá apagar su antorcha en vano.[4]​ Se denominaba leonesista, y consideraba que el leonesismo que propagaba tenía el fin principal de frenar a la izquierda emergente.Él, como Berrueta, Eguiagaray y otros, formó parte del Grupo de Tradiciones Leonesas durante los años treinta; grupo que estaba ligado a Acción Femenina Leonesa y Acción Agraria Leonesa, del entorno programático político de José María Gil Robles.