Francisco Mariano Nifo

Otra opción distinta representaría El Pensador cristiano (1763), que era fundamentalmente una traducción del jesuita Juan Buceo.

Sus periódicos, más que noticiosos fueron críticos y eruditos, pero siempre buscando cauces divulgadores, intentando conectar con lectores poco cultos.

Era una época donde estaban triunfando las ideas ilustradas, base del liberalismo en el siguiente siglo.

Los problemas de la España del momento (pobreza, escasa movilidad social, sociedad estamentaria) hicieron que Carlos III, junto con políticos e intelectuales, decidiera llevar a cabo una serie de mejoras.

Se intentó al mismo tiempo reducir el poder de la nobleza apoyándose en la burguesía.

La Ilustración tenía una serie de postulados básicos: deísmo (reducir los principios religiosos a la razón), naturalismo (la naturaleza es lo único real) y la fe en la potencia de la razón humana.

Estos principios generales no se pudieron aplicar en España, ya que en la misma primaba una educación bajo la doctrina católica.

Sin embargo, merece elogio su espíritu innovador y su afán de superación, producto de su propia personalidad, amor al periodismo y la época que le tocó vivir.

Es pesimista debido a la descristianización y la desmoralización que atravesaba la sociedad española.

También la venta de periódicos en la vía pública del modo que hoy concebimos.

Nipho lo explicaba así: Esta publicación llegó a tener hasta 1000 suscriptores abonados.

Cubría lo local, frente a lo nacional, que tenía cabida en los periódicos oficiales: la Gaceta de Madrid y el Mercurio.