Hijo del maestro tallista Gregorio Guerrero Laplaza, su vida corrió en paralelo a la del padre hasta la muerte de este en 1922.
Francisco Guerrero contrae matrimonio con Josefa Hortelano Herreros, teniendo tres hijos: María Concepción, María Mercedes y Ángel.
Salvo sus dos primeros años de vida en Cartagena y un breve periodo en Madrid en su juventud, su vida transcurrirá íntegramente en la capital albaceteña hasta su muerte.
Aunque figurara como "ebanista" de oficio, Francisco Guerrero abarcó muchas técnicas y trabajó con los más diversos materiales.
Desde la escayola para molduras y ornamentación de toda índole, pasando por la piedra en la confección de grupos escultóricos, hasta la talla en madera para la que no pudo contar con mejor «maestro» que su propio padre.