Francisco Casavella

Su trayectoria literaria se inicia a los 27 años al obtener el Premio Tigre Juan a la mejor novela inédita con la obra El triunfo (1990), y a esta le seguirían Quédate (1993), Un enano español se suicida en Las Vegas (1997), El secreto de las fiestas (1997) y la trilogía El día del Watusi, formada por Los juegos feroces (2002), Viento y joyas (2002) y El idioma imposible (2003), un fresco de Barcelona en el último cuarto del siglo XX, desde el chabolismo del tardofranquismo hasta las Olimpiadas de 1992 y los escándalos financieros de los años 90.La crítica lo ha querido encuadrar en los usos literarios de la denominada Generación Nocilla[5]​ o incluso en la Generación Kronen, y ciertamente comparte con ambos grupos un gusto por la estética urbana y por la baja cultura, y también una tendencia a incluir en sus novelas personajes de los bajos fondos (alcohólicos, mendigos, pobres, prostitutas).Casavella, sin embargo, transgrede las limitaciones de esta estética y desarrolla unas novelas que acercan y fusionan esa estética pop con una esfera cultural e intelectual que le gana terreno.Gran parte de la narrativa de Francisco Casavella se acerca a la literatura picaresca, género que también practicaron los dos referentes del autor: Juan García Hortelano y Saul Bellow.Entre sus influencias, conviene citar también a Thomas Pynchon, Joseph Conrad, Philip K. Dick, James Joyce y Vladimir Nabokov.