[5] Su poemario La última costa, fue elegido libro del año 1996 por el suplemento ABC Cultural[6] y ganó el Premio Fastenrath de 1998.
En su libro El santo inocente luego llamado Materia narrativa inexacta, apenas se percibe rastro de ella.
En 2001 fue nombrado miembro de la Real Academia Española, para ocupar el sillón X vacante tras el fallecimiento del dramaturgo Antonio Buero Vallejo.
[15] Su obra poética, que continúa en parte la línea iniciada por Luis Cernuda, se caracteriza por un tono intimista y por la constante reflexión sobre el paso del tiempo.
Por todo ello, la memoria desempeña un papel fundamental en su escritura, si bien sus poemas dejan traslucir la convicción de que ni la poesía ni el recuerdo permiten detener el paso del tiempo y salvar los momentos de plenitud del pasado.
En El otoño de las rosas, su libro más valorado por la crítica, se funden el lamento elegiaco y la exaltación vital.