Francisco Barrera

Aunque alguna vez ha sido considerado sevillano, todas las noticias documentales lo sitúan avecindado en Madrid, donde residía al menos desde 1625.

Su fama, sin embargo, pronto se vio eclipsada y ya Antonio Palomino obvió su biografía, recordándole únicamente a cuenta de este último pleito.

Y en 1644 tuvo un tropiezo con la Inquisición, sin consecuencias para él, al delatar un presbítero las pinturas de los Siete Arcángeles que tenía en venta.

En sus bodegones se manifestó especialmente próximo a los de Juan van der Hamen, en cuyo círculo pudo haberse formado, si bien en la obra de Barrera se advierte en conjunto un impulso más barroco.

En la primavera, por ejemplo, lo representado es la diosa Flora rodeada de patos, tórtolas, un cordero, un congrio, lampreas, arenques, habas, puerros etc., y en el paisaje un palacio rodeado de jardines en el que cabe ver representado el del Buen Retiro de Madrid.

Naturaleza muerta con flores y frutas , 1643, óleo sobre lienzo (63,5x94,5 cm.), colección particular.