Se recibió de abogado y ejerció su profesión durante años.
Las compañías inglesas intentaron conservar ese lugar para mantener su privilegio, pero Alcobendas se negó enérgicamente, considerando que definitivamente los ferrocarriles debían tener sus terminales en lugares más alejados.
Ante la iniciativa del Ferrocarril a Ensenada de comenzar a reconstruir garitas provisorias para reanudar el servicio, al día siguiente del incidente, el Intendente ordenó desarmar las casillas y hacer que el Jefe de estación y el boletero se retiraran.
Ambos se resistieron, y la Policía tuvo que intervenir para desmontar las construcciones aún con los empleados en su interior, por orden de la Administración del ferrocarril.
[6] Fue sucedido en su cargo por Martín Biedma (interino), hasta que asumió Adolfo Bullrich, designado por el Presidente Julio Argentino Roca en 1898.