Con una carrera marcada por el dopaje, es considerado el introductor de la EPO en el deporte europeo, a través del ciclismo.
[1] Entre sus discípulos se encuentran los doctores Michele Ferrari, Luigi Cecchini y Carlo Santuccione, todos ellos (al igual que Conconi) implicados en diversas investigaciones de dopaje.
En 1999 Moser reconocería que parte del programa de entrenamiento de Conconi incluía dopaje sanguíneo, aunque en el momento en el que batió el récord no estaba considerado práctica ilegal y por tanto no fue invalidado.
Conconi descubrió que hay un punto a partir del cual la eficiencia aeróbica del deportista cae debido a la acumulación de ácido láctico, y para determinar ese punto, diseñó un test para medir los umbrales aeróbico y anaeróbico en los deportistas.
Entre los corredores que estuvieron bajo los cuidados de Conconi se encuentran muchos conocidos ciclistas profesionales, aunque solo unos pocos han sido condenados por dopaje.