Su testimonio resultó crucial para implicar a Madame de Montespan en el escándalo.
En 1679, Montespan contrató a La Voisin para asesinar mediante veneno al monarca y a su nueva amante, María Angélica de Fontanges.
El 30 de septiembre, Filastre fue condenada a muerte, siendo sometida a tortura el 31 de septiembre y el 1 de octubre, tras lo cual confirmó las declaraciones hechas por Monvoisin y Lesage sobre la relación entre Montespan y La Voisin.
Esta confesión fue considerada como la confirmación final que la policía necesitaba para implicar a Madame de Montespan.
Filastre se retractó de sus declaraciones posteriormente, siendo ejecutada en la hoguera en 1680.