Su madre casó en segundas nupcias con el también orfebre Pierre Meurice, del que adoptó el apellido.
Tuvo una clientela selecta, ya que se movió en círculos aristocráticos, y su obra fue ensalzada por escritores como Victor Hugo, Théophile Gautier y Honoré de Balzac.
En una nueva exposición en 1844 era ya considerado el primer platero de Francia.
[2] Aunque cronológicamente se situó en el romanticismo y el estilo Restauración, sus referentes estilísticos eran variados, desde el gótico y el manierismo hasta el rococó.
[3] A su muerte le sucedió en el taller su hijo Émile Froment-Meurice (1837-1913).