Sus semillas y, por extensión, la propia planta, reciben diversos nombres según la región; entre los más comunes están: alubia,[2] judía, frijol,[a] frísol,[6] frejol,[b] habichuela,[9][10] caraota,[11] poroto,[12][13] etc. Se cultivan numerosas variedades para el consumo de sus vainas verdes o de sus semillas, frescas o secas.Las bractéolas, persistentes, son habitualmente de longitud igual o algo superior al cáliz que es cupuliforme, bilabiado, de 3-4 mm, con cinco sépalos soldados y con el labio superior bidentado emarginado y el inferior tridentado.Dicho gineceo deriva en una legumbre lineal-oblonga de unos 10-15 x 1-1,5 cm, algo curvada e hinchada, glabra, picuda y con cuatro a diez semillas oblongas arriñonadas de muy diversos colores y tamaños, usualmente 1-2 x 0,5-1,5 cm.[25] El frijol común empezó a cultivarse aproximadamente hacia el año 7000 a. C. en el sur de México, El Salvador y Guatemala.Los aztecas los llamaban 'etl'; los mayas, 'búul' y 'quinsoncho'; los incas, 'purutu'; los cumanagotos de Venezuela, 'caraotas'; en el Caribe los denominaban cunada; los chibchas, 'histe'.Si el suelo es ligero y arenoso, se añade una cantidad abundante de turba húmeda, abono o estiércol maduro.En ese continente lideran Kenia, Ruanda, Burundi y Tanzania lugares donde su cultivo es realizado en su mayoría por mujeres.También cabe destacar la elevada cantidad de folatos que aporta y el contenido equilibrado en demás vitaminas del grupo B exceptuando la B12.