En general, un fotorreceptor es un mecanismo capaz de convertir la energía óptica de la luz que incide sobre una superficie sensora en energía eléctrica, mediante un proceso que se denomina transducción.
[1][2] En la naturaleza, los fotorreceptores son células fotosensibles, tanto en animales como en vegetales, que permiten la visión.
Existen tres tipos diferentes: los conos, los bastones[3] y las células ganglionares intrínsecamente fotosensibles (ipRGCs).
A más bajos niveles trabajan más los bastones en el ojo, los conos dejan de trabajar y debido a esto el color no es apreciado, únicamente algunas zonas del azul y el verde.
A mayor intensidad de luz que incida en la superficie de este, menor será su resistencia y a menor luz que incida mayor será la resistencia.
Además, modulando la intensidad del láser, se puede controlar con gran precisión el tono de la imagen que finalmente será impresa.
El fototransistor es más sensible que el fotodiodo por el efecto de ganancia propia del transistor.