Debido a ello, d'Equevilley se puso en contacto con la firma Krupp y esta vez la suerte le sonrió.
Los astilleros Germaniawerft de su propiedad, autorizaron la construcción del submarino experimental diseñado por d’Equevilley y firmó un contrato con el ingeniero español.
Estaba provisto de hidroplanos a proa mientras que en la popa solo contaba con un plano estabilizador en el timón.
El sumergible estaba diseñado para ser transportado por un buque que mediante una grúa lo arriaba y posteriormente lo recuperaba.
El sumergible no participó en ese conflicto porque nunca se encontraron objetivos adecuados en las aguas en las que operaba.
Sin embargo, su mera presencia fue, según los rusos, la razón por la que los japoneses se abstuvieron de atacar Vladivostok.
[4] El Forel continuó operando con base en Vladivostok después de la guerra; sin embargo, en 1908 se consideró obsoleto siendo reclasificado como buque escuela.