El estetoscopio (del francés stéthoscope o el latín científico stethoscopium, desde el griego στηθοσκόπιο, a partir de στήθος [stéthos], «pecho», y la raíz latina -scopium, proveniente del griego σκοπεῖν [skopeîn], «examinar»)[1] o fonendoscopio (derivado de los prefijos griego φωνο- [fono-], «sonido», ἐνδο- [endo-], «dentro», y la raíz σκοπεῖν)[2] es un aparato acústico usado en medicina, odontología, enfermería, fisioterapia, fonoaudiología y veterinaria, para la auscultación o para oír los sonidos internos del cuerpo.
[3] El estetoscopio fue inventado en Francia por el médico René Laënnec en 1816,[4][5] quien dio a conocer su trabajo en la obra De l’auscultation médiate ou Traité du Diagnostic des Maladies des Poumon et du Coeur publicada en 1819.
Contento con su nuevo instrumento prosiguió a probarlo en una de sus pacientes, y así fue como tuvo lugar la primera auscultación utilizando un estetoscopio.
Las investigaciones publicadas en el “Tratado sobre Percusión y Auscultación” (1839) de Joseph Skoda permitieron dotar a este signo nosológico de un pragmatismo clínico científico notable, que llega hasta nuestros días.
Al ejercer esta presión, la membrana se desplaza hacia dentro hasta tocar con un anillo interno.
Su mecánica, tradicionalmente analógica, se ve ampliamente mejorada gracias a los últimos avances en tecnología digital orientada al fonendoscopio.
Esta técnica permite explorar fenómenos indetectables a la auscultación clásica con estetoscopio y ha demostrado una sensibilidad superior en el diagnóstico de valvulopatías aórticas y alteraciones en la relajación diastólica del ventrículo izquierdo.
Debido a que las bases físicas de la auscultación Doppler difieren de las del estetoscopio clásico, ha sido sugerido que ambos métodos pueden complementarse mejorando el rédito diagnóstico del examen físico cardiovascular.