El Leverkusen había tenido un buen desempeño durante la competición, pero había sufrido para vencer al Liverpool y al Manchester United en las rondas preliminares, además sufría la baja de dos de sus jugadores más importantes: el brasileño Zé Roberto y Jens Nowotny.
El partido comenzó muy parejo, con ambos equipos tanteándose sin arriesgar demasiado, salvo aisladas jugadas ensayadas.
El Leverkusen reaccionó de inmediato buscando llevar la iniciativa; en el minuto 13, Makélélé cometía falta al zancadillear a Ballack, Bernd Schneider la botó y Lúcio anotó el 1-1 de cabeza tras ganarle la posición a Hierro.
El Leverkusen llevaba la batuta del partido gracias a su fútbol de toque, mientras el Madrid intentaba crear ocasiones mediante contraataques y rápidas conexiones.
Cuando la primera parte tocaba a su fin, Zidane remataba de volea con la pierna izquierda un balón aéreo que ponía el balón en la escuadra y el 2-1 definitivo, gol que sería reconocido a la postre por la FIFA como el mejor en la historia de la competición.