[3] Los pitagóricos introducían en el problema la abstracción, a través de un elemento nuevo: crearon la metafísica del número.
Científicos actuales como John Richard Gott, con su teoría de los universos autogenerados, Roger Penrose, con su cosmología cíclica conforme, Peter Lynds que supone la repetición infinita del tiempo, y Henri Poincaré, con su teorema de la recurrencia, contemplan, cada cual a su manera, una visión circular e interminable del tiempo y el universo que viene a coincidir llamativamente, en lo fundamental, con la de las culturas antiguas.
Para Kant, ni el espacio ni el tiempo se conciben como sustancias, sino que más bien se trata de elementos de un armazón o estructura sistemáticos que utilizamos para organizar nuestra experiencia.
La única diferencia perceptible entre ellos es que el segundo está colocado cinco pies a la izquierda del primero.
En tal caso parece igualmente posible que la superficie del agua en el cubo permaneciese plana.
Mach arguyó que, en efecto, en un universo distinto y vacío el agua seguiría estando plana.
Ahora bien, si otro objeto fuese introducido en este universo, quizás una estrella distante, en tal caso existiría algo en relación con lo cual el cubo se vería rotando.
Pero contrariamente a la tesis de Leibniz, este espacio-tiempo curvado constituye parte integral del objeto, al igual que sus otras características definitorias, tales como volumen y masa.
El espacio ya no es, pues, según esta teoría —exactamente como lo había presentido Riemann— absoluto, sino que su estructura depende de influencias físicas.
Para Einstein, todo juicio sobre el tiempo no es sobre el tiempo en sí mismo (absoluto), sino sobre sucesos simultáneos: «Si por ejemplo digo que "Ese tren llega aquí a las 7 en punto", quiero decir algo como "La posición de la manecilla pequeña de mi reloj en el 7 y la llegada del tren son eventos simultáneos"»,[12] pero sin olvidar que tal simultaneidad, cuando no se da en reposo, es ilusoria.
Esta opinión fue desarrollada y puesta al día para incluir consideraciones de la física relativista por Hans Reichenbach.
Según esta, cada punto en el universo puede contener una determinada red de acontecimientos que componen su actual momento.
Por lo tanto no existe nada equivalente a un estado presente del universo entero,[15] negándose así el tiempo absoluto que predicaba Newton.
Esta noción se ha utilizado en la discusión de Rietdijk-Putnam para demostrar que la relatividad predice un universo de bloque (llamado a veces eternalismo) en el cual los acontecimientos están fijados en cuatro dimensiones inalterables (el futuro, por ejemplo, por así decir, estaría ya aquí, o ahí).
El llamado argumento del agujero[16] crítico con esta sustancialización o sustantivismo, ya fue enunciado por Einstein en 1913, como parte de la relatividad general.
Posteriormente otra crítica de gran alcance contra la sustancialización del espacio-tiempo fue la formulada por el filósofo John Earman.
El propio espacio estaría conformado por una suerte de textura energética indeterminada fluctuando permanentemente con enorme rapidez.
Estas partículas se denominan virtuales (…) no pueden observarse directamente (…) sin embargo, sus efectos indirectos, como cambios pequeños en la energía de las órbitas electrónicas y los átomos, pueden medirse».
El uso de la causalidad al construir un orden temporal podría llegar a ser fácilmente circular.
El eternalismo, por su parte, sostiene que el tiempo es una dimensión de la realidad enlazada con las tres dimensiones espaciales, y por lo tanto que todas las cosas, pasadas, presentes y futuras, han de considerarse tan verdaderas como las cosas presentes.
Ese es el motivo de que usemos muchas veces las mismas palabras para ambos usos, espacial y temporal: "antes", "cerca", "lejos", "aquí", "posterior", "sobre", "por debajo", etc.
El perdurantismo, por su parte, según muchos filósofos, se acomoda mejor a la relatividad de Einstein.
Se propuso como primer objeto de meditación la conciencia en continuo devenir; lo que él llamó la "duración real".
«Dos fenómenos psicológicos se verifican en dos conciencias diferentes; cuando afirmo que son simultáneos, ¿qué quiero decir con ello?».
La tesis propiamente dicha de Hawking, sin embargo, no ha recibido muchas adhesiones desde su publicación, pues, según el filósofo Palle Yourgrau, su carácter ad hoc la delata.
[…] Son, pues, esencialmente, de origen psíquico [subrayado del autor], seguramente la razón por la que Kant los interpretó como categorías a priori».
Conceptos como "tiempo", "espacio" y "causalidad" pretenden dar la impresión de lo instintivo e inmutable, lo que es indefendible, según Elias.
Solo en la vivencia humana se dan las importantes líneas divisorias entre "pasado", "presente" y "futuro", características de la aludida quinta dimensión.
En este libro, Hawking trata de responder a las más importantes preguntas que se han planteado tradicionalmente sobre el cosmos: la naturaleza del tiempo y del espacio-tiempo, si el tiempo tuvo un principio y tendrá un final, si el espacio es infinito o tiene límites, la flecha del tiempo, el significado de los agujeros negros en relación con todo ello… A tal objeto repasa las más importantes ideas desde Aristóteles hasta Einstein y la mecánica cuántica, tratando de vislumbrar una teoría unificadora, que, según este científico, deberá consistir en una teoría cuántica de la gravedad.
[64] Por último, y este es un tema recurrente en Hawking, todas estas ideas tienen «también profundas implicaciones sobre el papel de Dios en los asuntos del Universo.