[1] No obstante, también estuvo involucrado en diversos proyectos cinematográficos y televisivos, ya desde sus inicios en la industria.
En sus primeros años en ese país, el británico también dirigió Lifeboat (1944), uno de sus filmes más controversiales y un desafío técnico por las circunstancias en las que se creó.
[3] Strauss (2007) asegura que hay un «consenso general» en torno a catorce películas como las más reconocidas de su carrera: cuatro británicas —The Lodger: A Story of the London Fog (1927), Blackmail (1929), The 39 Steps (1935) y The Lady Vanishes (1938)— y diez estadounidenses —Rebecca (1940), Foreign Correspondent (1940), Shadow of a Doubt (1943), Notorious (1946), Strangers on a Train (1951), Rear Window (1954), Vertigo (1958), North by Northwest (1959), Psycho (1960) y The Birds (1963)—.
Además, contó con una serie de tópicos tales como el «el hombre acusado» que tiende a ser inocente —desde sus inicios con The Lodger: A Story of the London Fog (1927) y hasta sus trabajos finales con Frenzy (1972)— y «la mujer culpable» cuyo final «dependerá de su grado de culpa: puede ser salvada por su compañero masculino, pero no si es una asesina» —Blackmail (1929), Under Capricorn (1949), Marnie (1964)— y motivos —llaves, caídas, escaleras, pájaros—.
La autora apunta: «Se perciben sus posiciones políticas: antinazi en los 30, intervencionista durante la guerra y anticomunista en los 60».